Pamen Pereira
Life I’m your lover (6)
Mixta e collage sobre libro antigo
28,5 x 21cm
2018

Pamen Pereira ( 1963, Ferrol, A Coruña)
«Siempre pienso que cada exposición va a ser la última, así que hay una entrega incondicional en cada gesto y en cada momento. Yo no entiendo la creación como una ocupación profesional, soy un espíritu creador sin otra ocupación, por más que me haya costado asumirlo. Lo más importante para mí no es que la creación sea mi medio de subsistencia, sino que yo subsista por la creación, que se haya convertido en mi fuerza vital y que ésta la pueda contagiar a los demás.
Todo lo anterior me ha hecho posicionarme en un estilo de vida que, aún sin dejar de darme miedo, me lleva a asumir el riesgo. No sé si podría vivir sin aventura y casi todas las obras tienen origen en la experiencia de estar vivo.
Nunca he entendido mi quehacer como una ocupación meramente formal. Las formas están, pero lo importante es aquello que habla más allá de su apariencia. Aquello que evocan, sugieren, recuerdan, provocan. En definitiva, aquello que las ha formado y conformado, más que su evanescente presencia actual, puesto que esta se metamorfosea en función de su ubicación, iluminación y relación con otras obras.
Por todo esto afirmo «Tampoco el mar duerme». Algo o alguien permanece despierto eternamente. Hablo de una pulsión de vida constante, expansión sin fin… aun en la aparente quietud y en el silencio. La inmensidad del mar, las desatadas fuerzas del averno, metáfora o trasunto de las emociones, contenida en una pecera. Tremenda tempestad traída  a lo doméstico en un pequeño recipiente. O puedo sentir la Ecuanimidad en la imagen de un sombrero, suspendido mágicamente en el aire. Esa verticalidad de la vela encendida en la coronilla, en un estado de alerta permanente, esa balanceo entre el apego y el rechazo que consigue elevarnos. El perfecto equilibrio entre las fuerzas de atracción y repulsión. Y el sorprendente vacío tan pleno del campo magnético!.
Haciendo un scherzo musical, como resumen diría que es como si cualquiera de mis exposiciones fuese en esencia una especie de mezcla alquímica entre mi «yo», Pamen, y la materia como madre o germen de mi creación. Materia que es partícipe de todos los elementos y de sus infinitas transmigraciones. Me puedo mover con soltura en los cuatro elementos, ya que me puedo disolver fácilmente en cualquier sustancia. Yo puedo ser cualquiera de éstos y sus frutos. Ser agua, fuego, tierra, aire. Pero también planta, piedra, ave y moverme como pez en el agua.
Levantarse y bailar transformando la materia es engendrar algo nuevo que ya no soy yo ni la materia original, sino objetos poéticos y espacios rituales. Pero para levantarse y bailar primero hay que cantar, cantar quiere decir utilizar la voz del alma. Y al cantar desarrollo mi propio poder para que la materia primera que parecía inerte cobre vida. Un poder mágico que se evoca con un canto mágico, porque todo canto es desde su origen una celebración ritual de la vida o de la muerte, de la siembra o de la cosecha, una invocación a la lluvia que fertilice la tierra. Así, la mujer de agua sigue y seguirá cantando hasta que la mujer de piedra se levante y baile.»

Galería Trinta
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Xeneral Pardiñas, 30